Hace mucho tiempo cuenta la historia que una simple silla era la manzana de la discordia
entre dos precursores de la revolución mexicana.
Su educación y su ironía no les permitía ponerse de acuerdo en un hecho tan sencillo pero significativo
en aquel momento histórico.
Francisco Villa le decía a Zapata que se sentará en la silla mientra que Villa le respondía que
Fuera Zapata el que ocupara el trono y así se la pasaban hasta no llegar a un acuerdo.
Éste era el diálogo que establecían estos dos revolucionarios al tratar de ejercer un gobierno de la revolución y para la revolución, por allá en el año de 1914.
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